
Un silencio se acerca,
rasguña los bordes
para no caer
Se calla el perfume
abrigado de truenos;
cae en sus ojos
el tiempo encerrado.
Se rompe,
quiebra el viento.
Tiñe su manto
de los ultrajes intrínsecos
que selló
su ira.
El abismo se enreda
en las pupilas
y la garganta
es un campo
de sangre
Desvanece su espacio
mientras
las gloriosas bestias
abundan,
apresan al destino
en los rincones
de la sombra
del silencio
del olvido
cierra sus ojos
el niño
dormido
conquistado
por el ocrefusilado
que escupe el atardecer.
Sol Zurita Aleñá
22/10/2009.*-
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