en tus ojos vi nacer el sol
tarde estival
vienen tus riendas de viento
a empaparme de color
cristal de fuego
refleja en mi dicha
acantilados de sollozos,
que energéticos
juegan al ruedo
vuelca en los astros
salvajes ruinas;
atravesar el tiempo
alterandose de pluma a flor
recíprocamente
y altiva
trueques de vibración
¡y a volar con las alas de tus manos!
en esta etérea canción
exiliada perplejidad
te he oído desvanecer
entre enardecidos matices
de mis propios pies
Oh! cuan tenaz ha sido
sin escuchar
tu canto eufórico
del olivo
Oh!
mas las gaviotas
de azul percepción
me han dejado caer
sin esquivar el dolor
y hasta extinguir
ese sinfin de la razón
he sabido
discernir en ese umbral
aquel volar
del corazón.
Pues allí me heché a cantar;
escuché el alba
de tus ojos entonados
en esta tribial
profusión de silencios pintados
de dibujos sinfónicos
y de un aire que
por ciclos
había querido respirar.
Aquí me encuentro,
rey de todo el cosmos
escribiendo los versos
de la niña despierta
Con la mirada abierta
a los pasos blanquecinos
que se escriben
sin el tiempo
y que aún así el reloj eterno
va apoderandose
de todo este momento,
y por eso este concierto
de deidades
de mi trueno
en ese campo frenético
de pureza
en el desierto.
1 comentario:
hermosos versos que muestran una tristeza ausente.
besos
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