engendrar erroneos caminos
que se instalan en nuestra cara,
martirios cronicos
que deshechan la fuerza
se debilita la mirada
los pasos se esfuman en las cumbres;
abandonan su existencia
en un rayo fugaz que pasa desapercibido.
Las paredes de mi mente escupen trozos de una herida,
vieja y ocre-fusilada herida
que crea espacios.
¿Acaso este cuerpo pende de un hilo del aire?
¿acaso este aire pende de un hilo del cuerpo?
Volver a mi raiz
es hacer toda esta perplejidad
simple
como gotitas de agua que quedan sosteniendose
de las hojas de un arbol
y luego un soplido de nubes
las estrella contra el piso
salpicandome los ojos,
estallandome las manos
y escribiendo en el viento
algun anhelo de amor.
1 comentario:
Aveces cuando se le desvanecen las paredes mentales, llega uno a darse cuenta de las partes de su propio cuerpo.
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