abril 06, 2010

Miedo

Ella es tan intensa.

me invitaba a pasar,
movia sus dedos sobre el aire desnudo.

Un inmenso resplandor me vestía la mirada.
Ardía la adrenalina de mis raíces,
se bañaba la piel se sensaciones.

Mentecitas adentro de las voces pequeñas,
cubrian todo mi planeta,
rasguñaban mis pies.

Los deditos todos abrazados bajo la luna,
la luz que abría el sendero de mis sueños,
de esas fantasías diáfanas que cantaban entre la oscuridad
vibraba contrastando cada sonido con la inmensidad del ser.


He pasado cada púa hambrienta,
la tierra con sus cuerpecitos acariciandome las rodillas,
el camino hacia la eterna ladrona de todos mis pensamientos,
las vibraciones,
las entrañas de toda mi vida
frente a mis pequeños ojos de inmensa mirada.

Mentecitas dentro de vendavales me empujaron hasta convertirme en la hoguera brillante de aquellos árboles,
contemplaban mis pupilas repletas de eso que me oprime en toda la inosencia de ser culpable de este encuentro que no pasa,
mas sucede en cada huella que penetra en mi carne.

Conocí esas puertas con las reglas de mi mente.
Y conocí las que hemos creado.

Y aún se asemejan tus señales a un infierno, ese que jamás pasó todavía.
Quemo mis sombras en los cadáveres podridos.
He vuelto de donde no me había ido.

Mastiqué las tumbas de ese mundo y ya no podré tragar lo que guardaba el recuerdo. Mas vomite sus lágrimas y me puse el antifaz de los abismos derretidos en un viejo pedazo de escoria.

y corrí hasta no alcanzarme jamás.








sol...

1 comentario:

Al Herrera dijo...

Me tomè la molestia de callar mis bocinas y leer en silencio. Valió la pena.

Saludos desde el ocaso...