agosto 23, 2008

válvulas endócrinas... azotadas, claro.


entretengámonos con pieles, carrrrrrrrrne y un poquito de azúcar...lanzas y gatos...
vendavales de magma...
rasguño de tormenta...
caderas devastadas,
círculos mudos,
lenguas desgarrando la pulcridad...

Desvanecer gargantas,
derramar pétalos sangrientos.

Respirar con los folículos ardiendo
en huracanes
que de a ratos...pues... engañan.
O lo que sea que fuera que simplemente es...
sin ser.

Re-animar las manos hartas...
rotas,
ojos turbios, fugaces.

palpitares como melodía sorda, como sinfonía muda,
como eufonía de crateres quebrados.

Preludio ingrato.

ínterines de letras...letras...letras.

Me ahogo en letras, me sofocan, me distraen, me salvan, me curan. Me acaban. Me exilian,
irradiando burbujas ocre fusiladas.

Y el óleo que no sabe para donde disparar!

Nublo la vista y observo todo y nada.

y nada.

(Quizá solo algunos surcos de los dientes des-hechos.
O tal vez la sombra del intento,
o renuncia
o del ensayo,

¿quién sabe?)


¿Cómo romper con la vigilia, bajo la luna necia,
si no hay nada que el sueño componga.?

Ni que la válvula fuera una cápsula,
no te equivoques.
No lo es. Jamás lo fue...
y no lo será, tampoco.

Sé bien comprender el desafinado y maloliente
pájaro del alba,
que, despertandome entre rayos...penetrando el vidrio congelado...me ofrece nuevamente sus in-numerables
matices, y las tonalidades del viento, y los diferentes síntomas de este fastidio crónico.

y de repente, sin aviso,
¡Plaf!

cobre que no permanece activo ni un pestaneo, aunque una eternidad de golondrinas...
y.
atrevido!,
se transforma en estaño.


¡Qué ironía!



Me mudé, allá,
donde, antiguamente, creían que el éter dominaba solitario.

o... ¿Por qué mejor no dar alguna que otra vuelta al mundo, posando en mis arterias...?

De todos modos sería la cobardía quien me agobia.

Entonces, me desnudo arriba tuyo,
o abajo de él...

o quizá frente a ella...

o me hundo en mi propia profundidad, tendida en la soga de mi mente, que me ahorca concluyendo en gemidos que me invento.

Maldito clítoris que pretende estallar como volcán y lo hace como iceberg.


¡Pero claro...!
Si de eso se trataba...

clavar los pedazitos de hielo como cuchilladas en las entrañas.

y a la vez, derretir el filo,
emanando de las venas fuego.
Absorviendo de la aorta putrefaccion nefasta,
inmunda, pero exquisita, sabrosa.

¡Qué delicia, tus mil pezones matizados del crepúsculo radial, tus muslos al unísono con mis gritos, tus ocho mil labios sangrando mis soplidos salvajes, tus mil voces de millones de tonalidades diferentes, que me aumentan las endorfinas, tus pieles secas, húmedas, aterciopeladas..., tu rigidez, tus pelos, tus esporas, tus quien sabe cuantas testosteronas recorriendome y tus mil estrógenos y progestágenos, tus uñas rubí, camel, marihuana, éxtasis, el arrebato de tus mil papilas gustativas en mi locura permanente... en mi estática perdición abismal, en mi ética, en mi moral, en mi ruin y mi libertad y mi prisión !



Por que si bien me salva del despojo de mi alma,
me entierra en el despecho de mi cuerpo.


me hunde en el veneno,
me exilia del ahorque.

me raspa la nariz de viajas ondas,
me acaricia las pupilas.


Y...

a vos,
no te queda mas que rujirrrrrrrrrrrme los músculos del cuello, prometerme huracanes, paraísos y glóbulos.

y
a mi,

no me queda mas que suspirar.

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