Abro el fuego
quiero amar la sombra
del silencio que quedó
en la ciudad
Separo el hidrógeno
del oxígeno
y los peces se ahogan;
son mis ojos muertos.
Quiero querer,
sangrar
fuera de todo
Quiero que entiendas que
cuando me partas al medio
ya nadie
va a acariciar
lo que queda de tu sonrisa.
Detengo el oro del alba
me desnudo la impavidez,
mis ropas turbadas,
rojas
el odio
que duele menos
que el amor
el amor
que bosteza
trepando el muro
de los sueños dormidos
y mientras otros
se regalan brotes
yo soy la piedra que calla.
sOl.*
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