mayo 28, 2010

ninguna vida no murió antes

Que fàcil dar vuelta la cara, seguir como si nada en tu camino de estrellas,
quitar la mirada del punto rojo y concentrarse en el azul del cielo de las pupilas de cualquier otra persona,
que fàcil decir adiòs y no mirar para atràs, evitar sus ojos de mar herido, su boca de corteza quebrada, su panza hundida en la arena del desierto.

Es tan fàcil llorar, complementar con el abismo,
adornar con sonidos un sitio,

poner en el lugar de la mente
lo que es del corazòn

estallar efimeros desvaneciendo
vendavales de tus manos
implorantes de un respiro.

Esos muñecos abrumados de sentidos
modelan sombras de nogales
y luego exijen al reloj mas espera.

Esas muñecas desoladas de esencia
dibujan brillos de espejo
hasta largarse a cristalizar su desbarrada
falta de realidad.

El silencio
ya no sabe como callar
por la carente mùsica
que ignora el canto
por silencios ausentes.

Y el cielo insistente
llora
cae
rompe con el ruido
para hacer mas ruido
une la tierra
para hacer esculturas de arsilla
donde se encierren
todos los miedos
en cada detalle de un puño entumecido
que rasca el viento
y entibia los vidrios que pisamos descalzos
una vez mas
sin detenerse
hasta escuchar el corazon
como pierde su sangre
hasta mirar en la muerte:
la vida




hasta morir solo un momento
para deleitarse de vida eterna.

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